Thursday, December 27, 2007

A sueldo

Entro en un antro oscuro, repleto de gente sombría. Me invade una mezcla de miedo y fascinación. Lo busco entre los clientes, vociferantes y molestos, todos con botellas de vino y whiskey en la mesa. Veo también algunos bebiendo absenta, la bebida prohibida en tantos paises, bebida que se hizo famosa en el siglo 19, consumida por pintores y poetas malditos. A lo lejos veo a un hombre ataviado con una gabardina y con un gorro ruso, de piel. Me hace un vago ademán de bienvenida y con su media sonrisa me invita a sentarme a su lado. Al sentarme, bebe un trago de ron, se limpia la boca con la mano y acerca su rostro, poblado por cicatrices, al mío, con una sonrisa franca.
_Hace una noche estupenda, ¿no cree?
_Si. Si no le importa, pasemos a la primera pregunta señor...
_Oye, muñeca, tranquilízate. No muerdo. Eso se supone que es una conversación normal, verdad?
_Ehm...bueno...
_¡Camarero! Una botella de tinto para la señorita. Invito yo.
_No se moleste.
_El placer es mío, preciosa_dice, guiñándome un ojo. ¿Le han dicho nunca que tiene una mirada muy sensual?
Me sorprende esa pregunta. No me esperaba que fuera tan directo y sinvergüenza. Me río, intentando parecer natural, pues prefiero un ambiente distendido para que se suelte con las respuestas.
_Gracias, és usted muy amable señor Toscana. Me ruboriza.
_No se ruborice tanto, se lo advierto_Toscana me acaricia una mano y prosigue_En fín, empecemos esta farsa de una vez. Al fin y al cabo le pagan por esto y usted es el último eslabón. Soy todo oidos, princesa.
_Bien..._carraspeo, repleta de nervios_Usted es el mercenario más sanguinario de los últimos tiempos. ¿No tiene remordimientos por su trabajo?
Toscana estalla a carcajadas.
_Eso pregúnteselo a los que me contratan. ¿Tienen remordimientos los directivos de su cadena?
_Mmh, no creo que deban tenerlos, señor Toscana. No asesinan a nadie con su trabajo, no?
Toscana sigue riendo.
_Esa basura de programas matan más que las balas, se lo aseguro. Prosiga.
_¿No tiene usted miedo de represalias en su trabajo?
_Estas preguntas no las escribe usted, estoy convencido. Usted parece más inteligente y sensata.
_Contésteme, por favor.
_Oh, me gustas nena, eres muy impaciente_ese hombre es muy machista por la forma de hablar. Pero decido callarme y proseguir la entrevista.
_Mira, de lo último que me preocupo en mi trabajo es en las represalias. Soy el mercenario más versátil, eficiente y con más sangre fría del mundo. Todos quieren contratarme. ¿Por qué debería temer represalias?
Río, intentando que no se me note la cara de asco, el asco que me produce este hombre con su autosuficiencia. Me invento una pregunta, ardo en deseos de hacérsela.
_Por su trabajo puedo observar que usted es un nihilista, no cree en la moral, en el valor de la vida ni en el ser humano y, puedo suponer, que tampoco en Dios. ¿Cómo puede vivir en paz consigo mismo? Cobra usted a cambio de sangre. ¿Dónde está la frontera entre los deseos y lo correcto?
Toscana me mira, escrutando mis ojos, ahora con rostro algo más serio, sin abandonar su media sonrisa.
_Esta pregunta es suya, seguro_Toscana se coloca las manos tras la cabeza, y se recuesta en la silla_¿Cómo puede una mujer tan inteligente estar a suelto de unos mafiosos?
_La entrevista es a usted, señor Toscana, no a mi. Por favor, conteste.
_Sólo contestaré porque me gustas, que quede claro_de repente, creo que está intentando ligar conmigo...no puede ser_Mira, para empezar soy narcisista, no nihilista. Nietszche era nihilista, pero se amaba muy poco a si mismo. Si lo tuviera delante le pegaría un tiro para que se fuera al infierno con toda esa calaña de filósofos pajeros. Casi todos los nihilistas són mediocres y feos.
Creo en Dios, pues yo mismo me considero un Dios, y sabe por qué? Porque senzillamente todos me adoran por lo que soy. Unos con repulsión, y otros con admiración e interés. Pero todos me adoran. Y respecto al tema ese de la moral, lo correcto y esas cosas que producen sueño, le preguntaré simplemente qué és lo correcto para usted, y la moral.
_Ser buenos y respetuosos los unos con los otros.
Toscana vuelve a reir y me pone una mano en el hombro.
_Aún vives creyendo que estás en un cuento de hadas. Como tu, muchas mujeres són así. El género femenino es muy proclive a hacer ese tipo de consideraciones tan simplistas. De hecho, de toda la vida las mujeres han sido las más conservadoras, conformistas y fundamentalistas religiosas. Tenéis la moral cristiana metida a base de hierro en el cerebro, mientras curas violan a niños pequeños y los cardenales y papas viven rodeados de joyas. ¿Sabe qué es usted la hipocresía? Si lo sabe, ¿Cree que es mejor vivir con falsedad o vivir con honestidad? En efecto, eso depende de cada uno. Yo vivo con honestidad. ¿Y usted?
_Bien, me ha quedado clara su postura ante la vida. No le importa en absoluto los demás. Si ahora pusieran precio a mi cabeza no dudaría en matarme.
_Niña, se nota que no tienes ni idea de qué es un mercenario. Los mercenarios elegimos lo que nos conviene y las ofertas que nos sean más atractivas. Sobretodo si tienes un caché y dependen de ti. En el caso que tu mencionas no lo haría. Antes te llevaría a la cama.
_Bien, prosigamos la entrevista_hago como si no hubiera escuchado esto último. Me dan ganas de atizarle_¿Cuando se convirtió usted en mercenario? ¿Nunca se ha planteado dejarlo?
_Por tu forma de hablar noto que tienes un carácter fuerte y firme. Me encantan este tipo de mujeres. Me encanta encontrarles el punto femenino que tienen escondido_me guiña otra vez un ojo y bebe un sorbo de ron_No te preocupes, al observar tu severa belleza me olvido de las preguntas_ríe y se arquea hacia adelante, hacia mi_Bien, pues empecé con eso a los 23 años, estando en el ejército y luchando en Sierra Leona. Matábamos gente estando a sueldo de los peces gordos, o sea, los gobernantes, esos que usted piensa que son santos, ya sean del partido que sean, demócratas o dictadores. Decidí entonces que me gustaba el arte de la guerra pero quería ir a mi aire, sin deberle nada a nadie. Siempre he sido admirador del Corto Maltés, de Spike, de Han Solo y de Harry el Sucio, entre otros. Nunca me he planteado abandonar, pues estoy haciendo lo que realmente me gusta, siempre viajando, conociendo infinidad de mujeres y haciendo amigos interesantes. ¿Qué más puedo pedir?
_¿Qué haría usted si en el mundo de repente cesaran las guerras y una larga paz se instaurara?
Toscana me mira sorprendido.
_¿Aún crees que es posible la paz en una sociedad en la cual, desde la edad de piedra, nos damos de ostias? Las guerras nunca terminarán hasta que el ser humano no desaparezca. El poder está dentro del alma del hombre y de la mujer. Siempre intentamos pisar el corazón del primero que se nos cruza, para ser superiores y ganar poder sobre él. Dime, a cuántos ex. has roto el corazón y luego te has sentido crecida? Seguro que a infinidad de hombres has jodido. Eres una femme fatale. Por eso me gustas. Las guerras más cruentas són las cotidianas, las que no derraman sangre.
_¿Con este discurso machista y beligerante seduce a muchas mujeres?
_No categorices, preciosa. Todos buscamos lo mejor para nosotros mismos, eso es todo, y unos dan la cara y otros lo hacen a la espalda. Pero todos somos iguales. Te aseguro que el villano y el seguro de si mismo y el sinvergüenza tiene más posibilidades de conquistar a una mujer que el tonto laba bueno y pedante. ¿Sabes por qué? Porque las mujeres buscais al macho alfa, soys igual de inmorales que yo. Os importa una mierda la gente buena. ¿Me equivoco? Por otra parte, contigo sería un caballero andante, me tienes loco_me guiña el ojo por tercera vez, y no lo soporto más.
Indignada me termino la botella de vino tinto, un poco borracha, y me dispongo a abandonar el garito. No he sacado nada en claro de este sinvergüenza y asesino, solo que no tiene remordimientos y que pasa de los sentimientos. Me levanto sin decirle nada y me voy. Al abandonar el garito, me ocurre algo muy extraño. No puedo dejar de pensar en él, creo que volveré a ese garito. A pesar de todo, hablando con él me siento extrañamente viva y ardo en ganas de conocerle más y de...en fín, nosé, estoy rara. Al llegar a casa retocaré la entrevista para hacerla publicable. Creo que lo dejaré con mi novio, estoy harta de sus manías. Me corta las alas.

Fín.

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