Saturday, March 29, 2008

En la ciudad

Un bosque de naranjos
y de palmeras rebosantes
sembraré pensando en tí
aunque sepa que el fruto
que besa tu alma
no tiene nombre.

Caminaré sobre las aguas
sobre barcos inmundos
conquistando los océanos
en soledad
solamente porque pienso en tí.

Pañuelos de seda china
recubren todos estos desvelos
la pesadilla són esos sueños
que veo en tus ojos
y esa inquisición de deseos
que nos hace esclavos de la lejanía.

Las primaveras oscuras sobrevuelan
mis silencios, mis palabras
mientras el juglar ante el castillo
llora sus gestas, sonríe sus tragedias
y la dama en la ventana mirando al vacío
mirando dentro de sí misma.

Los coches corren con su frialdad
con ese ruido que choca
contra el efecto hinvernadero
Subo por los tejados
acaricio centenares de gatos
y observo una Luna muerta
que se encoge de hombros.

Deja que destruya el cemento
y ahí siembre bosques enteros
dónde el estornino y el buho
canten a sus dioses
Deja que la fragancia del romero
me recuerde a la aurora
de tu corazón.

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