Hoy tengo un día muy extraño, y decir extraño me produce una sensación de felicidad absoluta. Estoy harto de sentir cada día tedio y aburrimiento y es que días como ese en los que tus sentimientos són como mareas que vienen y van siempre són bienvenidos. Hoy conocí nueva gente con la que me reí muchísimo y pasé un rato muy agradable, y también estuve todo el día ligado al Arte. Leí a James Joyce, toqué el piano, fuí a solfeo, estudié alemán y francés, y para rematar estuve escuchando música clásica, sobretodo a Chopin. Cerré los ojos y pensé en una frase acuñada por Joyce: "Mi cuerpo era un arpa, y sus gestos y su mirada...eran los dedos que gracilmente la tocaban". Chopin fue un genio que nunca supo que lo era, como casi todos los genios. Se cuenta que antes de morir en su lecho Chopin dijo que quería que toda su obra fuera quemada excepto por un estudio de piano para niños e iniciados. Ahora escuchando los nocturnos pienso en lo equivocado que estaba. Muchas veces nos quejamos porque no podemos plasmar exactamente los sentimientos que albergamos. Pero eso es imposible, te puedes acercar, pero nunca podrás plasmarlo para que la gente lo entienda, para llegar a esa unión con el universo tan anhelada para la mayoría de artistas y genios. Quizá fuera su inconformismo, o quizá una baja autoestima. Pero lo que no cabe duda es que Chopin fue y será el mejor pianista de todos los tiempos y quizá ese inconformismo le llevó a terrenos totalmente sublimes en la música, terrenos que nadie volverá a pisar sin antes tenerlo a él como referencia suprema.
Su música...¿Qué me produce su música? Sus nocturnos me producen melancolía y un afán de belleza que no sé explicar, pureza, atardeceres carmesies tras una ventana mirando al infinito sin mirar a nada en concreto, estando sin estar. Sus nocturnos són como la lluvia que melancólica y pura cae sobre campos y bosques vírgenes, una lluvia imperceptible de silencios inexplicables. Sus polonesas són alegres y desenfadadas e infunden una sonrisa en tu rostro aunque tu día sea aciago, aunque tus esperanzas sean lejanas. Sus baladas són bellas y puras como sueños resplandecientes e inalcanzables que se quedan en lo más hondo del alma sin jamás abandonarnos. Estoy seguro que muchas lágrimas se derramaron por las mejillas de este gran pianista mientras componía sus canciones, canciones a las que nunca les quiso dar nombre, como si hubiera aceptado que jamás podría resumir en una palabra todo lo que sentía mientras las creaba.
Chopin es el arquetipo de músico que compone sin pensar en la técnica, primando siempre lo que su corazón le dicta sobre todo lo demás. Su enorme talento, no obstante, le permitía por intuición agregarles a esas composiciones una técnica hasta el día de hoy insuperable. ¡Y eso que apenas atendió clases de piano!
Quiero rendirle homenaje a ese gran maestro en el día de hoy, y sobretodo rendir homenaje a esas gentes que no se dan cuenta del valor que tienen. Nunca hay que esperar a estar muertos para reconocer nuestro talento. Por mi parte, nunca borraré tus canciones de mi memoria, Chopin, nunca jamás.
Thursday, March 6, 2008
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1 comment:
Dos genios. Chopin y Joyce.
Saludos
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